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“Brátina”La tragedia del exterminio cosaco - similar al
holocausto, al genocidio de los armenios y de los indios norteamericanos, no
se limita solamente en casi completo exterminio físico de este grupo
sub- étnico. Como
cualquier otro crimen en contra de la humanidad, relacionado con la
desaparición de toda una nación, este crimen fue prolongado en
el tiempo y no se terminó con último disparo del ejecutor y
con caída de la última
víctima. Juntos con la muerte de una nación muere su cultura (i
viceversa...) Hoy en día es casi imposible imaginar el bagaje
cultural que se perdió junto con los músicos y poetas cosacos
caídos en aquellos tiempos tormentosos. La pérdida parcial del
arte popular cosaco y, primero que nada - de su folklore musical, es notable
además porque en Rusia imperial los cosacos se encontraban en calidad
de unos esclavos o sirvientes militares, gente de segundo nivel. La
tristemente conocida leyenda sobre la descendencia cosaca – que representa
a nuestros ancestros como unos fugitivos de la ley, fui el punto de vista
oficialmente promovido por el estado durante décadas en relación
a la historia de este sub-etnos, siempre subrayaba que se trata
únicamente de un grupo de la sociedad compuesto por los “malos
rusos” ó los “malos elementos” refugiados en las orillas del
territorio del imperio. De acuerdo a esa versión creada
artificialmente, aquellos “grupos de bandoleros” que se dedicaban
principalmente a los asaltos y robo se arrepintieron y con el tiempo se
convirtieron en fieles sirvientes militares del Tsar... (¿?) La versión
oficial promovida por años no permitía ver a los cosacos como
algo mas que simples soldados a caballo, con lampases sobre sus pantalones y
sables (sháshkas) en la mano. Se negaba por completo la existencia
misma de esta etnia, que logró conservar a lo largo de los siglos la
herencia cultural de los pueblos del Cáucaso, de las estepas y de
otros pueblos nómades que existían mucho antes que se consolidó
entre los cosacos el dominio de habla rusa. Fueron las mismas razones que
impedían efectuar estudios serios dedicados a la nación cosaca.
En forma persistente se transmitía la imagen de nuestros antepasados
únicamente como miembros de las fuerzas especiales de la época-
de una caballería irregular... Esta política del genocidio informativo, que
presenta a los cosacos como una parte del pueblo ruso mas retrograda,
atrasada culturalmente y famosa únicamente por su estilo militar,
trajo consigo otro problema ya que llevó a la creación de un
pseudo “folklore cosaco ruso”,
ideológicamente conveniente para Rusia antes de la revolución
y, posteriormente en el Estado Soviético. Hasta el día de hoy
el tema “cosaco ruso” es igual de popular y se comercializa con el mismo
éxito que las “matrioshkas rusas”, platillos de madera pintados a
mano y los cantos tradicionales rusos - “chastushki”... Pero no se puede
interpretar una cajetilla para dulces japonesa, transformada por un pintor
de moda en una muñeca de madera, como algo representativo de una
cultura popular . Del mismo modo el contenido de canciones pseudo
“cosacas” interpretadas por algunos artistas modernos desde los
escenarios, no tiene algo que ver ni con cosacos mismos y ni tampoco con
nuestra cultura. El autentico canto cosaco no solamente continua siendo
poco conocido- este antiguo canto cosaco además es poco comprensible
para un oyente común. Es muy habitual que después de aplaudir
a la excelente actuación del coro, se escucha la pregunta: “¿En
que idioma cantaron ellos?” A pesar de estar artificialmente encerrados dentro de
un estereotipo, cosacos nativos conservaron mucho de su herencia cultural
antigua, algo que en otras partes, específicamente en Rusia y Europa
actual ya se perdió. Hasta
ahora, gracias a unos pocos entusiastas
y patriotas de nuestra nación, se logro a recuperar y
conservar nuestra tradición original del canto cosaco. El interés en los grupos musicales cosacos,
especializados en la interpretación de la música original tubo
su auge a finales de los años noventa. Fue uno de los factores
decisivos y jugo un rol grandioso en el renacimiento de nuestra nación.
Cabe mencionar que al termino de una gira por el país del primer auténticamente
nacional grupo de folklore cosaco “Kazachiy Krug” (“El Circulo Cosaco”)
dirigido por Vladimir Skunzev, en muchas localidades espontáneamente
empezaron aparecer y formarse clubes y organizaciones sociales cosacas con
participación de los descendentes, nietos y bisnietos de los cosacos
esparcidos por todo el país. En este contexto merece nuestros comentarios especiales
el grupo “Brátina” de San Petersburgo, que en sus actuaciones no
cedió ningún punto en maestría y profesionalismo al
grupo “Kozachiy Krug”. El
grupo “Brátina” reunió en sus filas a los profesionales i
entusiastas del canto cosaco, durante los últimos seis años
mostrando al mundo lo mejor de nuestra cultura. El líder del grupo es Yuri Chirkov, aunque
siguiendo a los principios tradicionales de la moral cosaca no es fácil
determinar quien de los componentes del grupo tiene un rol primario y quien
es el secundario. La democracia
cosaca es notable no solamente en el modo de convivencia social. Es igual de
representativa en el canto, donde cada intérprete tiene su melodía,
su estilo y su voz especial y al mismo momento forma parte indispensable y
perfectamente incorporado al ritmo único del coro. A pesar de que la mayoría del grupo son músicos
profesionales podemos decir sin vacilación que se trata de un
verdadero colectivo popular, en buen sentido de esta palabra. Es una unión
de gente de distintas edades y profesiones,
desde los estudiantes hasta los doctorados en ciencias matemáticas.
Unidos todos en su amor al original, autentico y verdadero, a lo
nuestro - el antiguo arte del
canto cosaco. ¡El resultado es sorprendente! Muchos textos de
las canciones ya olvidadas fueron restaurados
y reanimados en todo su esplendor por “Brátina”. Con su
trabajo y dedicación devolvieron
la voz al pueblo reprimido por años. Algo similar ocurrió
en la década de los años sesenta, cuando un grupo de folklore
georgiano recorrió pueblos y localidades de Georgia, encendiendo la
mecha en la memoria popular, enseñando a la gente el canto y danzas
tradicionales georgianas. Del mismo modo, los grupos de folklore cosaco y
particularmente el grupo “Bratina”, se dedican a propagar nuestra
cultura en sus actuaciones y giras por el país. Los integrantes del grupo durante muchos años
trabajaban reuniendo los ejemplares originales, verdaderas joyas del canto
popular, aprendiendo a cantar con la ayuda de los pocos interpretes
populares cosacos, sobrevivientes nativos, absorbiendo su manera del canto
original cosaco. Ahora el grupo “Bratina” en forma incondicional y
maravillosa entrega una de las muestras del legado de nuestros antepasados a
sus descendientes cosacos, muchos de los cuales se encuentran lejos de su
Patria, hace llegar las narraciones de nuestros ancestros en el lenguaje
original nativo y su melodía. El repertorio del grupo es enorme. Además de las
actuaciones y conciertos, uno de sus planes a futuro es la creación
de un archivo, de un álbum, donde se reunieran las narraciones,
cantos y antologías musicales cosacas de distintos regiones y
localidades. La realización de este trabajo al igual que la
existencia misma del grupo tiene sus dificultades, principalmente por
ausencia de apoyo por parte de los organismos estatales. En este sentido el
grupo goza de una absoluta “autonomía” económica y sigue
siendo la unión de aficionados y entusiastas no remunerados, pero con
la entrega y dedicación suficientes como para entregar un trabajo de
calidad digno de profesionales. El amor al arte y a la cultura cosaca junto con el
talento indiscutible de los integrantes prometen al grupo el desarrollo
necesario y buenas proyecciones en el ámbito artístico como un
colectivo de cantantes único, les permite en forma constante ampliar
su repertorio, haciendo sus actuaciones cada vez mas interesantes para los
oyentes de todo el mundo. Las canciones interpretadas por el grupo ahora
conocen y cantan cosacos repartidos por todo el mundo. En su trabajo este grupo logro a conservar el
equilibrio entre la maestría, profesionalismo y la sinceridad natural
del canto. Este coro único es realmente popular ya que representa en
su plenitud la narración cosaca nativa, su forma de ver y entender a
la vida, la naturaleza de su
alma y de su corazón. La honestidad e imparcialidad en el canto
siempre están muy bien valorados por los espectadores y los oyentes,
siempre encuentran a sus admiradores y a sus fieles seguidores. Ellos cantan sin pensar sobre el valor del esfuerzo, de
las energías y del sacrificio personal entregado. Al publico no le
cabe la duda que el canto y el rezo vienen desde el corazón mismo.
Varios hombres en forma perfecta llevando un complicado ritmo con solo sus
voces, sin preocuparse mucho de lo que hay alrededor, sin importar que entre
los espectadores hay gente tratando de seguir el ritmo de la melodía
y de la canción, algunos de ellos secan las lagrimas. Con estas
canciones sinceras y su talento devuelven la voz al pueblo que sufrió
en carne propia el genocidio, un pueblo que por décadas se mantuvo
mudo por su pena y el dolor. Un pueblo que ha perdido todo, menos su memoria,
sus canciones. Y mientras que suenan los cantos – existe la esperanza. B.Almazov
Traducido por Ruslan Gavrilov (spm111@yandex.ru)
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